Aunque con algo de retraso, me gustaría poder compartir nuestras impresiones en la conferencia que el mes pasado Laura Gutman impartió en Madrid.
La verdad es que tenía muchas ganas de poder escucharla en persona, ya que su planteamiento en principio me parece interesante. En «El poder del discurso materno», aunque es algo que ya ha sido abordado por diferentes corrientes psicológicas con otras denominaciones, aborda cuestiones sobre las relaciones familiares y la díada madre-hijo/a.
La madre pone nombre a las experiencias vividas por el hijo/a. Es algo que hacemos continuamente, interpretamos gestos, acciones, palabras… A nosotras de niñas nos acontece una cosa y es nombrada con otra. Es decir, desde que nacemos, desde bebés, las personas que acompañan dan nombre a lo que el niño siente, hace, piensa… Por ejemplo, cuando un bebé está incómodo todo el mundo hace interpretaciones sobre lo que le pasa: «tiene hambre», «está incómodo», «son cólicos»… y sobre lo que hay que hacer «cógelo», «déjala llorar»… Sin embargo, son las personas más cercanas al bebé (como su madre y su padre) quienes ponen nombre continuamente a lo que les pasa a los hijos (aquello que en otras corrientes denominan «etiquetas de comportamiento» y que también tiene mucho de proyección de lo que a uno le acontece). Como un Pigmalión esto va modelando nuestras vidas, casi diría «secuestrando» nuestras emociones. Cuántas veces hemos escuchado «es una niña muy buena, no da qué hacer….» ¿Qué aprendemos con esto? ¿Lo que quiere mamá es que no pida, que no desee? Podemos ser el «enfermo de la familia», «el lobo feroz», «caperucita». Aquello que Laura Gutman denomina «irse separándose del yo esencial para ir acomodándose a lo que mamá ha ido dando nombre». Sin embargo, nadie pide lo que no necesita.
Aquello que no es nombrado en la infancia parece que no ha existido. Los recuerdos se almacenan fundamentalmente en redes de memoria, con palabras.Luego la manera de relacionarnos con los demás se gesta precisamente en esta primera infancia en la que desde fuera me van otorgando este «personaje», que yo intento mantener en mi vida adulta. Y esto suele funcionar hasta un determinado momento de nuestras vidas. Llega un momento en que nos ahoga, nos incomoda, necesitamos salirnos del papel. Laura Gutman lo denomina nuestro «yo engañado». Propone comenzar a conocer lo que la madre no nombró, y lo que nombró; a través de la construcción de la biografía. De esta forma se pone nombre a esa parte oculta, nuestro desamparo, tristeza, soledad… ¿Nos abrazaron? ¿cuánto toleramos la conexión emocional? ¿cuánto nos han tocado? ¿de qué forma? Cuantas madres desbordadas emocional y físicamente ante un bebé demandante y que no llegan nunca a superarlo. Gutman lo representa de esta forma: «el que nunca ha tenido sus necesidades satisfechas, siempre tiene la sensación de que le piden mucho». A mí me gusta para ayudar a recordar utilizar en terapia fotografías de la infancia. Es una forma de recordar, de conocer… Ya en la elección de las fotografías hay mucho y muy importante ¿alguien que no aparece? ¿qué emociones hay en los personajes? ¿cómo es la relación entre ellos, se miran, abrazan, sonríen, se tocan?
Conectar con nuestro propio yo será la manera de generar un vínculo de calidad con los hijos/as y poder apoyarlos a conocer su yo esencial. Ir acompañando a los hijos para que crezcan en contacto con su ser verdadero. Menuda tarea!!!
Raquel Huéscar
Qué tarea más complicada es la maternidad/paternidad!! Criar a un hijo de forma saludable requiere paciencia, aceptación, respeto, tolerancia y, ante todo amor. Disfrutar del crecimiento de nuestros hijos conlleva respetar aquello que los hace diferentes a nosotros, también aquello que compartimos, y vivirlo como algo fascinante y enriquecedor. Compartir las diferentes emociones, tristeza, alegría, enfado, miedo… y ayudarnos mutuamente a afrontar los momentos más difíciles desde la aceptación y la superación, no a través de la ignorancia o la negación.
No somos perfectos, y es una tarea muy delicada la de hacer crecer a nuestros hijos de una manera saludable física y psicológicamente, pero este camino es la lección más bonita que nos ofrece la vida.
Las claves de la crianza con apego lo resumen fenomenal, «la mejor madre/padre sabe que solo encontrándose a sí misma podrá criar a sus hijos como merecen»