Mi hija acaba de cumplir 21 meses y por primera vez ha comenzado la guardería. Hasta ahora los períodos en los que su padre y yo no podíamos estar con ella ha estado con una niñera que nos ayuda o con sus abuelos. Es una niña muy sociable y suele relacionarse en el parque, con vecinos y otros niños muy bien. Sin embargo, surgió en mí la idea de que acudir unas horas dos días en semana a algún espacio de juegos podría ser bueno para ella.

Después de hacer un análisis casi obsesivo de las escuelas infantiles de la zona, ya que por supuesto no me concedieron la maravillosa pública que está a 30 segundos de mi casa, me encontré con cosas de todo tipo: aquí los niños están muy quietos, aquí la comida es de catering, aquí no hay patio, aquí hay poca continuidad de cuidadoras, que si es oscura, que si es vieja, que tal y pascual… En algunas no me dejaban que la niña acudiera pocas horas. En fin, ha sido todo un peregrinar… Por fin encontré una que parecía cumplir los requisitos que tenía en mente, permitían más flexibilidad y con naturalidad pude ver lo que hacían, para que poco a poco fuéramos adaptándonos al nuevo espacio. Con lo que no contaba era con la dificultad para ella como para mí en adaptarnos a la situación, del nudo en el estómago con el que yo me voy a trabajar si ella se queda llorando.

¿Qué dice la psicología de esto? ¿Cómo es la mejor manera de hacerlo? ¿Existe una manera más adecuada?

¿Cuándo hacer las separaciones? ¿A qué edad?

Vamos a intentar dar respuesta a alguna de estas preguntas, con ciertas consideraciones a tener en cuenta para realizar las primeras separaciones del entorno familiar:

  1. El momento cronológico del niñ@. Existen periodos más vulnerables que otros para iniciar la separación. Por ejemplo, alrededor de los ocho meses los niños reaccionan ante los extraños por lo que mejor antes o después… o si acaba de nacer un hermano, hay algún fallecimiento en la familia.

¿Os habéis preguntado por qué muchas plataformas piden que las madres puedan permanecer con los hijos hasta los dos años? Precisamente porque alrededor de esta edad se producen  hitos del desarrollo muy importantes. Los niños adquieren la posibilidad de conocer que aunque mamá (o quien realiza sus funciones) no esté, no quiere decir que no exista. Es capaz de ir interiorizando la capacidad de autoapaciguarse “ahora no está mamá pero sé que volverá, que aunque no esté en este momento conmigo sigue existiendo”. Es un proceso que se va completando toda la vida y que en torno a los tres años (dependiendo del niño) diríamos que alcanza una mayor capacidad.  Citando a Stern creo que el tiempo óptimo para que una madre vuelva al trabajo  a tiempo completo  es cuando su bebé tiene ya dos años de edad. En este momento la mayoría de los bebés se han vinculado con sus madres, y han aprendido a confiar en esa relación. Han experimentado una serie de separaciones y han aprendido a aceptarlas.

  1. La manera en la que se hace la separación. Realiza progresivamente la adaptación, pasa tiempo con él/ella, habla con sus cuidadoras, … que identifique que son “amigas de mamá”. Y cuando llega el momento de irse: despídete, aunque llore (de hecho, los niñ@s con un apego seguro llorarán al principio, aunque luego se les pase). Dile que vas a volver… Cuando mi hija me dice “no quero que te vayas”, yo le explico “yo también quiero estar contigo cariño, volveré después de que comas”.
  1. La calidad del vínculo que se establece con las personas que nos sustituyen en nuestras funciones: cuidadora, educadora en la escuela infantil, abuelos… Cuanto mejor sea el vínculo, mejor será la adaptación.

Durante todo el proceso escucha y observa a tu hijo. Los niños dan grandes muestras de lo que les pasa y de lo que nos pasa, aunque todavía no sepan hablar.

Pero sobre todo ten en cuenta dos consideraciones acerca de las primeras separaciones:

  •  Sensaciones de ambivalencia. Uno puede sentirse atraído por quedarse en casa y deseoso o presionado por mantener su trabajo. Es importante ser honesta con una misma y poder ver la clase de mujer que una es (quiero dejar de trabajar un tiempo, prefiero reincorporarme a mi trabajo…  o no tengo más remedio :-). Relacionarse con una misma eliminando la culpa lo hará todo más fácil. Intenta decidir por ti misma, sin que nadie tenga que decirte qué es lo más adecuado para tu bebé. Cuanto más segura te encuentres, más escuchada y entendida por las personas con las que se queda tu bebé, menos ansiedad inconsciente que repercutirá en el niño y más fácil será la adaptación.
  • Cada familia encuentra su propia solución y su propia manera de “ser madre” o “ser padre”.

Una vez escuché que la tarea del  hijo es darse cuenta que la madre no es de su propiedad, que tiene otras cosas en su cabeza (yo añadiría también que de muchas madres la tarea sería que son los hijos los que no pertenecen a uno). Y esta tarea es progresiva y paulatina.

Las separaciones sanas y oportunas del entorno familiar hacen que nuestros hijos se enriquezcan y quieran a otras personas, se divierten con otros niños, crezcan en autonomía y desarrollo. Y para ti será una oportunidad para recordarte que sigues siendo mujer.

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Raquel Huéscar