Hace un tiempo, cuando leía tranquilamente mientras mi bebé dormía, encontré unas palabras preciosas que hicieron que me emocionara. Además hicieron que me diera cuenta de lo importante de nuestros actos. Desde ese día lo tengo pinchado en la nevera, para recordarlo siempre, sobre todo en los momentos más difíciles. Quiero compartirlo con vosotr@s, especialmente con los PAPÁS, dedicado a ellos por la cercanía del día del Padre.

Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo colgabas mi primer dibujo en la nevera e inmediatamente quise hacer otro.

Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo alimentabas a un gato perdido y aprendí que es bueno portarse bien con los animales.

Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo hacías mi pastel favorito y aprendí que las pequeñas cosas pueden ser las más especiales.

Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo preparabas comida y se la llevabas a una amiga enferma y aprendí que tenemos que ayudarnos los unos a los otros.

Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo ofrecías tu dinero y tu tiempo para ayudar a gente que no tenía nada y aprendí que los que tienen algo deben compartir con los que carecen de todo.

Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo me dabas un beso de buenas noches y me sentí querido y seguro.

Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo cuidabas de la casa y de los que vivimos en ella y aprendí que tenemos que cuidar de lo que se nos da.

Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo asumías tus responsabilidades, incluso cuando note encontrabas bien, y aprendí que cuando fuera mayor, sería responsable.

Cuando pensabas que no te miraba, vi lágrimas en tus ojos y aprendí que a veces las cosas duelen, pero que se puede llorar.

Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo te preocupabas por mí y quise llegar a ser todo lo que pudiera ser.

Cuando pensabas que no te miraba, aprendí la mayoría de las lecciones que necesito para ser una persona buena y de provecho cuando crezca.

Cuando pensabas que no te miraba, lo hacía y quería decirte “gracias por todas las cosas que vi cuando pensabas que no te miraba”.

Cada uno de nosotros, padres, abuelos, familiares o amigos, tenemos influencia sobre la vida de un niño. Puede que solo seas “alguien” en el mundo, pero hay alguien para quién tú eres el mundo.