Hace unos días os explicábamos en otro post ciertas claves para gestionar el estrés y ser más felices en el  día a día de la crianza de los hijos. Hoy queremos pararnos sobre otro interesante tema del que nos habló Laura Rojas-Marcos en las charlas que el Instituto de la Felicidad de Coca-Cola organizó para madres blogueras.

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Y, desde luego, si hay algo que la maternidad nos hace mejorar, es nuestra gestión de las emociones… Fijaos, ¿por dónde empezar? ¿Qué es realmente una emoción? ¿Cuántas emociones hay?

Para ello tomaremos con ejemplo la rueda que propone Robert Plutchik, donde plantea unas emociones básicas: alegría, anticipación, ira, aversión, tristeza, sorpresa, miedo, confianza. La combinación de estas nos da ciertas emociones más complejas. Lo más interesante de esto es que todas las emociones tienen un propósito, nos sirven para algo en concreto. Pensadlo, al fin y al cabo el miedo nos ayuda a protegernos de los peligros, el enfado o ira nos ayuda a que los otros no se acerquen y la confianza ayuda a que tengamos sentimientos de unirnos a otras personas.

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Pues bien, desde esta perspectiva, las emociones no son buenas ni malas, sino ADAPTATIVAS. El problema quizás surge cuando se hacen rígidas, no las detectamos, se mezclan… A veces la línea es tan fina que hace que bajo la rabia subyace en el fondo mucha pena. O bien, sin darte cuenta, entras en una espiral que te lleva a colocarte ante emociones desagradables continuamente. Pues ahí va, lo primero: DATE CUENTA DE LA EMOCIÓN QUE ESTÁS SINTIENDO, PONLE NOMBRE.

Precisamente las madres tenemos el riesgo de estar tan proyectadas en los demás que no saber ni por donde nos andamos. Mirad,  es importante dedicar unos instantes a hacer este ejercicio, ¿dónde sentís que estáis?

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Fijaos, en cada categoría: finanzas, área espiritual, crecimiento personal, negocios-estudios, familia, salud, amigos, recreación-diversión, amor, contribución a los demás… ¿qué nota le pondrías a tu vida? Me parece buen ejercicio, ya que por unos instantes te hace comprender las diferentes facetas de unos mismo y, como madres, prestarnos más atención. A nuestra diversión, nuestro descanso, nuestro bienestar. Luego el siguiente punto sería: PRESTA ATENCIÓN A LO QUE SIENTES E INTENTA MODIFICAR AQUELLO QUE NO TE HACE FELIZ.

¿Qué beneficios obtendré? Innumerables. Por el momento tu cuerpo descansa. Tened en cuenta que la relación entre cuerpo y mente está del todo demostrada y lo que la boca calla el cuerpo lo grita. Por tanto, todas aquellas emociones que de forma continuada no son expresadas, son reprimidas y acalladas… El cuerpo nos lo dirá. Rabia en los hombros, tristeza en el pecho, miedo en el estómago… Te propongo este ejercicio: tal y como aquí aparece, intenta pensar dónde se localizan las emociones en tu cuerpo, fíjate si de repente tienes dolores o molestias en algunas zonas, si puede tener algo que ver con situaciones continuadas de estrés…

Emociones en el cuerpo

Te ayudará a saber, a conocerte, a estar más en tí, más presente, más despierta… más viva y, lo más importante, más feliz.

Gracias a todas las participantes y al Instituto de la Felicidad por hacernos pasar un día tan estupendo 🙂

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Raquel Huéscar