Yo siempre he sido muy buena para recordar caras,  tengo una memoria fotográfica estupenda…La verdad es que si lo hubiera sabido en mi época de estudiante lo hubiera aprovechado más. Y echando la vista atrás, recordando a los profesores del cole, seguro que os vendrán a la mente aquellos con los que no conseguisteis aprender nada de nada y aquellos que marcaron de alguna forma vuestra forma de aprender. Algunos nos comprendieron más que otros. Más allá de nuestro gusto por la Historia, las Matemáticas o la Filosofía, nos lo pusieron más fácil para aprender y construir conocimientos.

Hacer el esfuerzo por averiguar cómo se desenvuelven los niños en su aprendizaje es primordial. Porque nos encontraremos con niños que aprenden más rápido a través de la vía visual, otros a través de la audición y otros que serán más prácticos o manipulativos.

Pero… ¿qué sentido tiene averiguar cómo aprende un niño? Básicamente para hacer del aprendizaje algo constructivo y motivador, para otorgar importancia a la individualidad, a la forma de ver y de aprender de cada uno. Intentar que el aprendizaje tenga un valor intrínseco y no sea solamente una nota a fin de curso o la videoconsola que me habían prometido.

Cada uno tiene un estilo particular de enfrentarse al aprendizaje. Aunque es un tema muy complejo y con múltiples variables, queremos dejaros tres pistas generales para conocer un poquito más a nuestros pequeños y ayudarles en su aprendizaje:

Estilo visual  Entiende el mundo como lo ve. Recuerda, transforma los contenidos y las palabras en imágenes. Los alumnos visuales aprenden mejor cuando leen o ven la información plasmada de alguna manera. Le va a costar más recordar lo que oye. Las actividades recomendadas para los niños en los que predomina este estilo sería trabajar con su imaginación, los dibujos, vídeos, lecturas, fotos, exposiciones, diapositivas, pinturas, diagramas, mapas… todos los materiales que “entren por los ojos”.

Estilo auditivo Está siempre muy interesado en escuchar. Aprenden de aquello que oyen, se repiten las instrucciones o los pasos de un ejercicio para retenerlo mejor. Las actividades más estimulantes para estos niños serían las canciones, el ritmo, las conversaciones, cintas de audio, debates, discusiones, hablar en público… todos los contenidos que “entren por el oído”.

Estilo Kinestésico Procesan la información asociada al movimiento corporal, a sus sensaciones. Son niños que tienen necesidad de movimiento. Los chavales que no paran de moverse y pasean mientras estudian o tratan de memorizar, se balancean, gesticulan… Aprenden mejor aquello que experimentan directamente y que conlleve movimiento. Presentarán más problemas en la comprensión de aquellos contenidos que no les sea posible poner en práctica. Entonces, estos niños sacarán más partido de aquellas actividades que conlleven pintar, dibujar, bailar, reparar, crear y manipular cosas, los proyectos, los trabajos laboratorios…

No queremos decir con esto que cada niño utilice uno y los otros no, sino que lo hacen de forma desigual, siendo más eficaces en alguno de ellos. Por esto, aunque debe ser expuesto al aprendizaje en todas las modalidades,  utilizará más aquél con el que consiga mayor éxito. Creemos que los estilos complementarios son los más positivos en el aula, con los que todos se benefician de la variedad, incluso a veces el reto de esforzarse en aquello en lo que se nos da peor nos ofrecerá otros puntos de vista, otras recompensas y otros retos mentales.

La idea que queremos destacar con esto es que la CALIDAD de la enseñanza debe basarse en adaptarse a la individualidad de cada niño para el éxito en su aprendizaje para la vida. Labor de los profesores y otros profesionales educativos es atender por igual a todos los niños, presentar los contenidos en diferentes formatos, combinar, complementar y motivar, para llegar a todos. Hacer de los alumnos capitanes de su propio aprendizaje, activos.

Azucena Ponce