Nunca me imaginé estar escribiendo sobre un tema así, quizás porque no lo había vivido en mis propias carnes. Pero no es la primera vez que me ocurre estas últimas semanas y hoy ya me encendí, una llama que es más por la tristeza que por el enfado.

Cuando a una la han educado en la cortesía, amabilidad y empatía, pues siempre se espera que cuando tú lo necesitas te paguen con la misma moneda. Pero para mi asombro… ¡¡un embarazo de 36 semanas pasa desapercibido!! Y es que en estas últimas semanas estoy repitiendo más que en toda mi vida la famosa frase: “no hay más ciego que el que no quiere ver”. ¿Es normal que pueda pasar de pie más de cuatro estaciones de metro porque nadie te cede el asiento?

Y no es la primera ni la segunda vez, que yo me encuentro bien, no es a vida o muerte el sentarme, pero me invade una tristeza pensar que la gente mira para otro lado… ¿esta es la sociedad que tenemos?… La semana pasada un señor de unos 60 años que estaba a mi lado, de pie también claro, después de una estación me preguntó en alto: ¡¡¿¿Quieres que te levante a alguno??!! Tan asombrado como yo misma. Pues ni con esas, nadie se levantó. Tonta de mí, que encima me avergüenzo y le digo que no hace falta, no voy a obligar yo a nadie a ser amable, eso se lo trae uno puesto de casa.

Y no es la única anécdota, en un establecimiento de muebles muy económicos, nos ocurrió otra parecida hace poco. Al llegar a las cajas para pagar un empleado que pasaba por allí nos comenta: “Hay cajas que dan prioridad para embarazadas, mira ésta es una”. ¡Leche, se había dado cuenta de mi estado! Este debe tener un rayo láser en los ojos y me ha visto la barrigota de 8 meses, pensé yo ;-). Pués el chico que estaba delante de nosotros, sujetando su carro lleno de cacharros me dedicó una gran sonrisa y miró de nuevo hacia delante, sin moverse un centímetro. Sí me dieron ganas de pedirle que se hiciera a un lado, que yo no le veía embarazo de ningún tipo, pero nuevamente no quise crear mal rollo y nos fuimos a una caja cercana de esas de autoservicio.

Habitualmente cuando una embarazada se desenvuelve en su rutina diaria, la gente conocida da muestras de interés, cortesía, amabilidad… por tu estado físico y emocional: te deja pasar, te cede un espacio más cómodo, te pregunta sobre la evolución del asunto… en fin, un trato educado y agradable. No es algo que una vaya buscando pero parece que despiertas esto en los demás. Pero cuando sales de este ambiente más familiar te encuentras con personas que muestran su lado más educado y otras que servirían como ejemplo de lo que NO se debe hacer para convivir en sociedad. Por suerte, el primer grupo es el más numeroso.

Azucena Ponce

Foto FUENTE