Dado que esta semana celebramos por todo lo alto el día de la madre, me he parado a reflexionar sobre aquellas cosas que la maternidad y, en concreto, mi hija Adriana, me han hecho aprender durante estos casi cuatro años. Imagino que la llegada de mi otro hijo, Carlos, me traerá otras. Pero desde luego, Adriana, con su determinación y desparpajo me hacen cada día admirarla en muuuchas cosas. ¿Quieres saber en qué?

  • Me encanta hija cuando ríes a carcajadas. Esa risa me da la vida. Te encanta reír y nos lo contagias fácilmente. Es un verdadero gustazo.

 

  • Me encanta cuando pides lo que quieres con determinación. Si, es agotador, pero admiro tu capacidad para saber lo que quieres y pedirlo sin complejos. Unas veces lo haces mejor que otras, pero desde luego no te pones cortapisas. No piensas si es adecuado o no, si es apropiado o pertinente. Lo quieres y punto. A veces, los adultos nos callamos demasiado.

 

  • Me sorprende muchísimo tu forma de ver el mundo. Eres capaz de ver coches en el pan, personajes animados por cualquier sitio, pegatinas escondidas, animalitos… El mundo infantil es apasionante y cualquier cosa es un juego. No existe el tiempo, ni la prisa… Es una manera diferente de mirar y me lo enseñas cada día.

 

Foto-niña-900x450

  • Me encanta como expresas tus emociones. Desde que algo te gusta o no, hasta tu compasión, demostración de amor, de enfado, de alegría, de ilusión, sorpresa… Eres el libro abierto de las emociones.

 

  • Me encanta tu piel, tu cuerpo, tus manitas, los pies… Eres verdaderamente preciosa. Hueles a bollito recién hecho.

 

Por todo esto, y muchas cosas más, te quiero mucho Adriana. Estoy deseando celebrar juntas el día de la madre. Y espero que todas vosotras no dejéis de observar y disfrutar de las cosas que nos aportan los niños. A veces, el árbol no te deja ver el bosque. No nos despistemos de lo importante.

 

Raquel Huéscar